María Montessori (1870 – 1952)
Fue una médico, pedagoga, psiquiatra y filósofa, además de humanista, activista feminista, sufragista italiana y devota católica.
Estudió ingeniería a los 14 años, después biología y por último fue aceptada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Roma «La Sapienza».
A los 26 años, en 1896, se convirtió en una de las primeras mujeres médicos en Italia.
Más tarde estudió antropología y obtuvo un doctorado en filosofía.
El 6 de enero de 1907, se puede afirmar que hay un antes y un después en la educación infantil.
Puso en marcha la primera Casa dei Bambini, en el popular barrio romano de San Lorenzo. Fue una auténtica revolución que, además no se basaba en ningún tipo de planteamiento teórico, sino en la propia experiencia educativa.
María Montessori revolucionó los parámetros educativos existentes hasta ese momento, poniendo al Niño como auténtico protagonista de todo el proceso educativo. Si algo tenía que cambiar, debía ser la Escuela, adaptándola al mundo infantil, y no adaptar al Niño.
Siguiendo el Método Montessori los niños se desarrollan en un ambiente preparado, basado en unos principios naturales muy claros (autonomía, independencia, iniciativa, capacidad de elegir, desarrollo de la voluntad y autodisciplina) con la idea de que el Niño sea su propio maestro.
Montessori no quería crear genios, sino dar a cada persona la oportunidad de poder desarrollar sus propias capacidades por sí misma y con los otros. Y, de esta manera, ayudar a los niños a ser unos seres más humanos más equilibrados e independientes.
María Montessori falleció el 6 de mayo de 1952, a la edad de ochenta y dos años en su casa de Holanda. Concluía toda una vida de duros combates, dedicada a la defensa del mundo de los Niños.
Más información en:
https://asociacionmontessori.net/
Arno Stern (Kassel, Alemania, 1924).
Investigador y pedagogo, precursor de la Educación Creadora.
En 1933, se ve obligado a huir junto a sus padres de la Alemania nazi por su ascendencia judía.
Tras haber pasado gran parte de su adolescencia en un campo de trabajos forzosos en Suiza, Arno acepta su primer encargo e ingresa, en 1946, en una institución para huérfanos de guerra iniciando, sin saberlo, el trabajo que le ocupará para siempre, con un grupo de niñas y niños judíos, huérfanos de guerra, a los que va a poner a pintar.
Con apenas 22 años, Arno carece de ideas previas acerca de lo que va a hacer y no tiene conocimiento alguno de lo que por esa época se piensa, se practica o se ha publicado sobre los dibujos de los niños.
Tiene a los niños pintando allí y pone sus cinco sentidos en las necesidades materiales que van apareciendo, en las demandas que le hace cada niño para atenderlas de la mejor manera posible sin imaginar la trascendencia de lo que está haciendo.
Dotado de una mirada inocente y atenta, de inmediato comprende el papel primordial del juego que provoca y decide crear el Closlieu: un espacio con las condiciones óptimas para llevar a cabo el juego de pintar.
Arno Stern ha dedicado más de setenta años a su trabajo y sigue en activo.
Crea talleres en hospitales, escuelas, centros sociales e instituciones culturales. Dirige el Closlieu, taller donde se lleva a cabo el juego de pintar, que abrió en París, ciudad donde reside.
Es el fundador del Instituto de Investigación en Semiología de la Expresión y cuenta con la colaboración de biólogos, antropólogos, genetistas, psicólogos, neurofisiólogos y prehistoriadores, entre otros. Es autor de varios títulos publicados en Francés, inglés, alemán, italiano, polaco y hebreo. Sus libros traducidos al castellano son «Del dibujo infantil a la semiología de la expresión» (Samaruc, 2016) y «Feliz como un niño que pinta» (Trampa ediciones, 2019).
Información obtenida de: https://traficantes.net/